
Entonces miro tus ojos, tomo tus manos, toco tu rostro, beso tus labios, siento tu corazón... y sé que eres tú, que siempre eras tú.
Y yo... pues soy como me ves, con temores, con esperanzas, con dolores, con alegrias, con errores, con aciertos, con ganas de vivir... Cuando estamos juntos el tiempo se detiene y, acaso, nos transporta hacia otra dimensión, en la que alguna vez estuvimos y que ahora, por bendiciones el destino, nos vuelve a juntar. Y nos ha vuelto a juntar para poder ofrecernos y aventurarnos ante lo grande de este amor, para regalarnos el claro de la luna, un rocío para cada mañana, un cielo para que podamos volar.

Sólo quiero decirte, mi amada imperfecta humana celestial, que eres y serás mi bendición, mi alegría; que lo gris de mi vida es hoy de colores gracias al amor que dia a dia crece entre nosotros; pues eres el sol, la lluvia, mi reina, mi súbdita, mi gaviota de luna, mi sueño... mi poesía.
Cuando no estás te extraño, no lo puedo negar (¿para qué?). Te extraño, sí, y siento que nada se compara con nuestro preciado y sincero amor. Nada es tan grande. Ni la luna, ni la tierra, ni el sol, ni la galaxia, ni el universo. Nuestro amor es tan grande como Dios, y no blasfemo al decir esto, pues el Señor es lo más grande, perfecto, santo e infinito... y así de grande es este amor.
2 comentarios:
Está lindo lo que escribiste R, valoro la valentía de quien se atreve a expresar sus emociones en esa forma, se apasiona de lo que hace y vive, todo mi respeto... es maravilloso q transmitan esa pasión, esa energía por vivir. Adiós mi estimado terapeuta resignado,te mando un cálido beso.
Muy bonito, expresas toda una personalidad en tus escritos...
Gracias por tu saludo .......
Te remito mi saludo al final despues de leerlos todos.
Un abrazo
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